El poder de la visualización.
Hoy, 24/10/24, quiero compartirles que esta semana mi sobrina me preguntó por qué le digo que vaya descalza sobre la tierra y la arena. Le expliqué que somos energía, y que caminar descalzos es una forma de conectar nuestro cuerpo con la carga eléctrica natural de la Tierra. Al tocarla con la piel, nuestro cuerpo absorbe electrones y equilibra su energía.
—¿Sabes lo que es un electrón? —le pregunté.
—No, Tata.
—Pues es como una pequeñísima bolita de electricidad que se mueve alrededor de algo llamado átomo. Los electrones nos ayudan a producir energía vital, la energía de la vida, porque cariño, todo es energía y nosotros también.
Como decía Albert Einstein: “Todo es energía y eso es todo lo que hay”. La energía sostiene el universo. Somos pura energía, y por eso es importante orientarla hacia el lugar correcto.
La biofísica cuántica nos ayuda a comprender cómo el ser humano puede influir en su propia realidad. Nuestros pensamientos son frecuencias, ondas que impactan sobre nuestra biología; somos cocreadores de la vida. Al cambiar nuestra manera de pensar, transformamos nuestro estado de ánimo y nuestra forma de ver el mundo.
Aquí entra en juego el poder de la visualización, que es en lo que estoy trabajando ahora mismo: intento ver mi futuro próximo desde otro prisma que no contemplaba antes. Cuando imaginamos con claridad lo que queremos lograr, nuestro cuerpo y nuestra mente comienzan a alinearse con esa realidad. Visualizar no es solo imaginar, es sentir y vivir mentalmente lo que deseamos, y eso pone nuestra energía y nuestra atención en movimiento hacia ese objetivo.
La conciencia, la atención y la observación modulan el comportamiento de las partículas. El pensamiento focaliza nuestra conciencia y, desde ahí creamos la interpretación del mundo. La intención y el foco que ponemos en cada cosa influyen en los resultados de lo que observamos. El efecto observador es una variable determinante en cómo será nuestra vida, ya que nuestra realidad se transforma a través de lo que observamos y creemos.
En la siguiente entrada les hablaré sobre dos investigaciones fascinantes que muestran cómo la mente influye directamente en la realidad.
¿Y cómo se cambian los pensamientos? Parafraseando a Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.”
Con voluntad y propósito, podemos transformar nuestra vida desde el interior: al cambiar nuestros pensamientos, condicionamos nuestras acciones; esas acciones repetidas forjan nuestros hábitos, los hábitos moldean nuestro carácter, y finalmente, nuestro carácter influye en el rumbo de nuestra vida, determinando nuestro destino. Así, la visualización, la intención y la práctica consciente se convierten en herramientas poderosas para construir la realidad que deseamos.
“Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito”
(Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro II, 4).
Comentarios
Publicar un comentario