Toda realidad puede ser transformada y toda vibración elevada.
En mi entrada anterior, les adelanté que hablaría sobre la vibración; y quiero abrir esa puerta… aunque solo será una introducción.
He pasado unos días en la montaña. Me gusta ir a un lugar en particular, donde duermo a la intemperie y me fundo con la naturaleza. Allí, sin paredes ni techos, con los pies descalzos sobre la tierra, conecto con mi alma.
Después de más de 100 horas sin hablar con nadie que no fuera mi perro, entregada por completo a la observación y al silencio, he vuelto sin el ruido con el que me fui... y en alta vibración.
Quizá hayan oído hablar del hombre más feliz del mundo: Matthieu Ricard. Además de monje tibetano y escritor, también fue científico. Participó en estudios de neurociencia afectiva que buscaban medir los efectos de la meditación en el cerebro. Lo que descubrieron fue sorprendente:
- Su actividad cerebral mostraba niveles excepcionalmente altos de ondas gamma, asociadas con la conciencia, la atención, el aprendizaje y la memoria.
- Además, mostró una desactivación inusualmente baja en las áreas cerebrales asociadas con la tristeza, el estrés y la depresión( se activaban muy poco)
- Esta combinación hizo que los investigadores lo consideraran el caso más extremo de felicidad y bienestar mental que habían registrado.
Les cuento esto porque, mientras trataba de mejorar mi vida —haciendo básicamente lo que propongo en mi web, www.sandramurcia.com, en el apartado Mejora tu vida: ordenar, mover el cuerpo, cuidar lo que comemos, descansar bien, respirar conscientemente, aceptar y soltar—, sentía que algo me frenaba.
No entendía cómo, con tanto esfuerzo, los resultados no llegaban.
Hasta que comprendí que no podía estar llena de luz — brillar —, si me mantenía en ciertos entornos. Después de estar con algunas personas a las que quiero y mucho, mis días dejaban de ser espectaculares, por normales, incluso apagados y sin chispa.
Conversaciones y visitas en las que mi energía no solo dejaba de fluir, sino que se estancaba. Me quedaba drenada. Lo que viene a ser “echa polvo”.
Entonces no lo sabía, pero hoy entiendo que atraemos lo que somos. Recuerdo, que hace años, que le preguntaba a mi amigo Matu:
"¿Por qué vienen a mí los más necesitados?"
Por no decir vacíos… sin saber que la vacía era yo, y que desde ahí los atraía.
Y no siempre es el entorno. A veces somos nosotros mismos quienes estamos en baja vibración… o incluso en modo tóxico. Por eso, cuidar nuestra energía no es un lujo ni una moda: es una necesidad vital.
Si queremos un mundo mejor —relaciones sanas, días brillantes, caminos auténticos—, tenemos que empezar por iluminar nuestra propia vida. Solo entonces podremos irradiar luz a los demás.
Como decíamos en el patio del colegio: por mí y por todos mis compañeros.
Amiga,
ResponderEliminarTe siento más cerca que nunca. Pienso en ti muchísimo, te quiero.
No diré que te echo de menos... Diré que soy feliz de sentirte bien, que soy feliz de vivir y que te deseo alegrías, alegrías y alegrías... Que te rodees de todo lo bonito, siempre. Porque cuando miramos la luna y nos sonríe... Llegan cosas buenas.
Vero.