El Día de Todos los Santos.

El Día de Todos los Santos, originalmente celebrado el 13 de mayo, ha encontrado su lugar definitivo en el calendario el 1 de noviembre. Esta fecha nos invita a detenernos y dedicar un espacio especial a honrar a Todos los Santos que están en el Cielo: tanto los reconocidos oficialmente por la Iglesia, como los que no han sido canonizados. 

Es un día significativo, de recuerdo, conexión con nuestras raíces y celebración de la vida a través de la memoria de quienes ya partieron. En mi próxima entrada os hablaré sobre la importancia de conocer de dónde venimos, y cómo esto enriquece nuestra perspectiva del presente.

Desde pequeña, he vivido este día de una forma natural y especial, me gustaba ir con mis padres y hasta hoy acompañarles al cementerio, donde nos vemos con otros familiares visitando a los seres queridos que ya partieron. En mi casa, la muerte nunca ha sido un tema tabú; la vivimos como una parte más de la vida, con serenidad y aceptación, un recordatorio de que cada día cuenta y de que el tiempo que tenemos es un regalo. 

Como les compartí en la entrada de Realidades, mi madre tiene una visión tranquilizadora y enriquecedora sobre este ciclo inevitable de la vida. Para ella, la muerte no es una tragedia, sino una realidad que le da sentido a nuestra existencia.

Es el día ideal para hablarles de una de mis películas favoritas: Coco. Más que una animación, es un homenaje a las tradiciones mexicanas. No solo nos emociona con su música y colores deslumbrantes, sino que también nos invita a replantearnos la muerte desde una perspectiva luminosa y llena de significado; similar a la que me ha transmitido mi madre: un proceso natural, rodeado de amor y celebración. 

Entre los múltiples aprendizajes de Coco, me gustaría destacar algunos de los que más resonaron conmigo:

Vivir el presente. “Vive tu momento” frase que el protagonista escucha repetidas veces de su ídolo, el cantante Ernesto de la Cruz”. “Cuando llega tu momento no puedes dejar que se vaya. Tienes que vivirlo”.

Seguir el corazón: poderoso mensaje, la importancia de actuar desde la autenticidad. “El resto del mundo obedece las reglas, pero yo obedezco a mi corazón”, una frase que nos recuerda que la vida adquiere verdadero significado cuando seguimos lo que nos apasiona.

Una de las escenas más emotivas, y la que nunca deja de sacarme lágrimas, es cuando Miguel toca “Recuérdame” para su abuela Coco. La anciana, una señora mayor que sufre algún deterioro cognitivo, vuelve a conectar con su infancia y con los recuerdos de su padre al escuchar la melodía. En ese momento, la música se convierte en un nexo de unión entre generaciones y un acto de amor que revive memorias que parecían perdidas.

En la película la muerte no es el final, se trabaja el tema como un puente que se atraviesa y que, aunque desde el lado de los vivos no veamos físicamente a quienes han cruzado, éstos lo atraviesan para estar con nosotros siempre que honremos su memoria. Resalta la importancia de mantener vivos a nuestros seres queridos recordándolos. 

Desde que vi esta película por primera vez, adopté una costumbre que me llena el corazón: a menudo enciendo una vela por las almas olvidadas, aquellas personas que, aunque quizás nadie recuerde hoy, fueron buenas y de alguna forma dejaron huella. Esta pequeña acción me llena de paz y me hace sentir conectada con algo más grande, como si ese gesto iluminara las memorias que nunca deben perderse.

El Día de Todos los Santos es mucho más que una fecha en el calendario; es una invitación a reflexionar sobre nuestra propia vida, nuestras relaciones y el impacto que dejamos en quienes nos rodean. Al recordar a nuestros seres queridos, no solo honramos su memoria, sino que también nos recordamos a nosotros mismos que vivir con propósito es lo que hace que cada día valga la pena.

La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos”. Cicerón


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