Bajo la Luna de la Cosecha: tiempo de nuevas siembras.
Hoy contemplamos la majestuosa Luna Llena de la Cosecha, la más cercana al equinoccio de otoño, no solo será más grande y luminosa de lo habitual, sino que también teñirá el cielo de colores dorados, rojizos y amarillentos debido a su posición baja en el horizonte, otro espectáculo que nos regala la naturaleza. Este evento celestial, cargado de simbolismo en diferentes culturas, está profundamente conectado con el ciclo natural de la vida y las cosechas. Antiguamente, su resplandor permitía a los agricultores trabajar hasta bien entrada la noche. Este año, la luna llega con un eclipse parcial visible en España, un momento único para detenernos y mirar tanto al cielo como hacia nuestro interior.
En medio de este bello escenario, me encuentro haciendo introspección sobre lo que he sembrado en mi vida. La metáfora de la cosecha me recuerda que, aunque a lo largo del tiempo he cultivado muchas cosas en mi entorno, sigo sintiendo que no he plantado lo suficiente para mí misma. Curiosamente, mis "semillas" actuales son de mejor calidad, y la "tierra" de mi ser está más fértil que nunca. Sin embargo, me doy cuenta de que aún me cuesta mucho cultivar para mí, mientras que invierto gran esfuerzo en sembrar a mi alrededor.
A menudo, he elegido terrenos inadecuados para plantar, dedicando energía en relaciones o proyectos que no me nutren; y aunque los frutos que recojo son buenos, el vacío interior persiste, demostrando que no se puede llenar lo de dentro con lo que viene de fuera.
Reflexiono sobre algunos refranes como "Quien siembra, recoge" dice la sabiduría popular, y no podría estar más de acuerdo. Todo lo que sembramos, de una u otra forma, vuelve a nosotros. "El que siembra escasamente, escasamente cosechará; el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará". Las leyes de la naturaleza también se aplican a la vida. Quien siembra injusticia cosechará desgracias, "quien siembra vientos, recogerá tempestades". Igualmente de cierto es que quien siembra amor, paciencia y esfuerzo, tarde o temprano recoge su fruto.
Hay personas que plantan lo mismo y quieren recoger una cosecha diferente. Otras, siembran poco y esperan recoger mucho. Incluso, a veces, nos encontramos plantando en lugares donde sabemos que no podrán crecer nuestras semillas. Como la naturaleza nos enseña, cada siembra tiene su momento, y cada cosecha su recompensa.
Le invito a hacer una pausa y a preguntarse: ¿Qué está sembrando en su vida? ¿Está cuidando su terreno personal? ¿O se dedica a plantar en campos ajenos, olvidándose del suyo?
La luna ilumina no solo los campos, sino también nuestras almas. Sembrar conscientemente, cuidar de lo que realmente queremos cosechar y recordar que el trabajo interno siempre será la clave para llenar los vacíos que el mundo exterior no puede sanar. La Luna, los días, el tiempo…pasan, pero las semillas que plantemos hoy tendrán el poder de transformar nuestra vida mañana.
Siembre lo que desee recoger porque el verdadero cambio empieza en lo profundo de su ser. La abundancia nace en el interior.
También conocida como Singing Moon, (luna cantora) ya que en esta época lo tradicional es cantar a los cuatro vientos en agradecimiento por los dones que la Naturaleza nos proporciona.
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