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Mostrando entradas de julio, 2025

25/7/25: Agenda vacía. Luna sonriente.

Siento una profunda liberación desde que decidí aplicar “Contactos Cero” —una forma de cortar vínculos que drenan o ya no aportan—. Como saben, no tengo redes sociales —ni las echo de menos—, lo cual no ayuda si quiero dar un mensaje al mundo. Así que mi única conexión “material” es la agenda del móvil. Curiosamente, cuanto menos (por no decir nada) en línea estoy, más conectada me siento conmigo misma y, paradójicamente, con lo que me rodea: la naturaleza (animales, plantas...) y con las personas, de una forma más sutil. A veces tengo la sensación de saber cuándo alguien va a llamarme, o incluso creo escuchar el teléfono antes de que suene. Me despierto a la hora sin necesidad de alarma… Y aunque no sepa explicarlo con exactitud, es una experiencia que reconozco y avalo desde mi vida cotidiana. Notaba que mi “mochila” pesaba más de la cuenta, y que ese peso no me correspondía. Y un buen día, inspirada y decidida, formateé el móvil. Sin rabia ni drama. Solo paz, y a empezar desde cero....

La cara de la luna.

Anoche, mientras paseaba con mi perrico que tanto quiero —y como acostumbro mirando la luna— recordé algo que me dijo un día mi querida amiga Vero: “Cuando la luna está llena se le puede ver una cara… y nadie ve la misma. Yo la veo feliz, ¿y tú?" Me gusta encontrar sentido a lo que no entiendo, así que investigué y comprobé que mi amiga tenía razón: es una ilusión óptica causada por las manchas claras y oscuras de la superficie lunar, que nuestro cerebro interpreta como rasgos faciales. Lo curioso es que cada uno ve una cara distinta. Yo, por ejemplo, durante mucho tiempo no veía nada o veía una cara triste. Algunas noches, hablando con Vero, le decía: “Hoy la luna tiene una cara amarga”. Y ella me respondía: “Pues la mía está alegre”. Les cuento esto porque, aunque mirábamos la misma luna (en el mismo momento) veíamos cosas diferentes.  Así es la realidad: un reflejo de lo que cada uno lleva dentro. Hoy puedo decir que, después de mucho trabajo personal, hace tiempo que veo sonri...

No importa la luz de fuera, cuando se puede avivar la propia.

Espero que todos estéis llevando el verano de la mejor forma posible: los que sufrís el calor, que encontréis un rincón fresco donde refugiaros, y los que sois como yo (no me afecta la temperatura), que lo estéis disfrutando al máximo. Como os conté en la entrada anterior, además del 27 de junio —una fecha especial para mí—, viví el apagón como otro regalo inesperado de la vida. Durante esas horas sin electricidad, me permití soñar despierta con un mundo distinto. Imaginé calles donde, al caminar, nos mirásemos a los ojos; pasos de peatones cruzados con la atención puesta en los coches y no en el dispositivo digital. En el ascensor sin móvil. Reuniones de amigos sin pantallas de por medio. Discotecas con la gente bailando y no chateando. Conciertos con un público entregado a la música y no a grabar videos interminables. Lecturas sin distracciones, películas sin notificaciones, conversaciones sin filtros y vidas sin  editar. Un tiempo sin buscar aprobación ajena, compartiendo cara a...