Entre luces y sombras: Feliz Noche Buena.
Y llegó la Nochebuena, 24 de diciembre de 2024. Estos días nos envuelven en un aura de ilusión y magia, especialmente para quienes están alrededor de niños. Sin embargo, incluso los que no estamos rodeados de ellos podemos contagiarnos de la alegría e inocencia que les caracteriza.
Es un tiempo hermoso, pero también complejo y difícil. Para muchas familias, la Navidad trae consigo un vacío en la mesa, un hueco que pesa más en estas fechas. Recordamos con cariño a quienes ya no están; a veces, evocamos sus nombres entre lágrimas; otras, entre risas, y terminamos riendo como si estuvieran.
No todos ven la Navidad con el mismo espíritu. Hay quienes critican esta época por considerarla “la falsa Navidad”, un acto de hipocresía: momentos de encuentros (comidas o cenas de empresas, amigos, familia…), tiempo para compartir, amor, felicidad y regalos. También están quienes adoptan una “conciencia navideña” pasajera, creyendo que basta con ser bondadosos solo durante estas semanas.
Lo cierto es que intento vivir en “espíritu navideño” todo el año. Esa actitud de compartir, amar, y buscar la felicidad no debería limitarse a diciembre. Por eso, cuando llega la Navidad, no la vivo con expectativas ni exigencias desmedidas; simplemente la disfruto como una continuidad de lo que cultivo día a día.
Al final, más allá de las luces, los regalos y los encuentros, la Navidad es una invitación a reflexionar, a conectar con nuestra esencia y, sobre todo, a recordar que la magia no está en una fecha, sino en nuestra forma de vivir y compartir.
Es una decisión personal llenarnos de buenos momentos o dejarnos llevar por la amargura. La forma en que elijamos vivir depende únicamente de nosotros. Incluso en la soledad, siempre hay un rayito de luz esperando ser descubierto; solo necesitamos abrir el corazón para verlo y permitirnos sentirlo.
Hoy y mañana son días de celebrar, por eso le invito a que si no es dado a la Navidad, encuentre razones para festejar. Celebre la entrada del invierno que recientemente nos ha traído el solsticio, que estamos en luna menguante, que ha salido el sol o simplemente que puede estar aquí y ahora leyéndome.
Son esas pequeñas cosas las que hacen la vida maravillosa para quienes aprendemos a encontrar la grandeza en lo simple. A veces, lo único que necesitamos para celebrar es reconocer la belleza de lo que ya tenemos.
El espíritu de la Navidad va mas allá.
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