Lecciones de vida.

    Hoy mi abuela cumple 91 años. Había pensado en invitarla a desayunar en la churrería que hay al lado de su casa, donde los viernes hacen chocolate con buñuelos pero me ha dicho que tiene planes: ha quedado con sus amigas.

    La longevidad está relacionada con la genética, el medio ambiente y el estilo de vida. Afortunadamente, vivimos más tiempo que antes y la proporción de personas mayores en la población está en aumento. Como menciono en el inicio de mi página web, los ancianos transmiten sabiduría; cuando un viejo muere, arde una biblioteca. Si tiene la suerte de conocer a una persona mayor, converse con ella y aprenda de su experiencia. Si no conoce a ninguna, busque a alguien, muchos abuelos desean ser escuchados.

    En un momento de mi vida, me entusiasmé por conocer quiénes eran mis antecesores. Le preguntaba a mi abuela María, que tenía una gran memoria, sobre su vida, la de sus padres y abuelos. Me encantaba escuchar sus historias y variadas batallitas. Lo mismo hago con mi abuela que hoy cumple años. También, la llamo a diario para preguntarle cómo le ha ido el día, qué ha comido, con quién ha estado y darle conversación. He comprendido muchas cosas sobre mí misma al conocer la historia de mi familia antes de que llegáramos mis padres y yo. Uno puede entenderse mejor al saber la historia de sus abuelos.

    Quiero compartir aspectos de la vida de mi abuela que la mantienen en un estado de bienestar constante. Ella tiene una rutina bien definida: los lunes por la mañana va andando a comprar, los martes y viernes a la lotería, los miércoles y sábados limpia, y los sábados cambia las sábanas, toallas y pone la lavadora. Las tardes las dedica a ir al bingo de la tercera edad, donde está con sus amigas y meriendan juntas. Todos los días hace la cama y camina, se pone una ropa para la calle, otra para estar por casa y un camisón para dormir, lo que indirectamente hace que suba los brazos y se agache cada vez que se cambia. 

    Cuando regresa a casa, antes de ponerse las zapatillas, se lava los pies en la pila (lavadero), algo que lleva haciendo varias veces al día desde hace unos 80 años. Por la noche, le da pereza levantarse para ir al baño, así que utiliza un jarro*, como dice ella, que coloca a los pies de la cama, lo que la ha convertido en una experta en sentadillas, ¡jaja!. Puede estar en cuclillas perfectamente. Hace la cama todos los días y se alimenta bien; ha probado la pizza y la hamburguesa hace poco, aunque aún no ha habido suerte con los perritos calientes. Sin embargo, un buen cocido no se lo quita nadie.

    ¿Cuántas veces hemos dejado de hacer lo que realmente queríamos o hemos hecho algo que no deseábamos porque otros esperaban que lo hiciéramos? Pues mi abuela no lo hace, no trata de cumplir expectativas ajenas y esto está estrechamente relacionado con el bienestar, además de que se mantiene alejada de todo el ruido actual. Esto le permite disfrutar de una vida más tranquila y enfocada en lo esencial. Sin duda es dueña de su historia. 

"Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo"

 Benjamin Franklin.


* Orinal. 




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