Hay luz en la oscuridad.

    Tuve una temporada en la que caminaba sobre los pies del desconsuelo sin el abrigo de la esperanza. Veía a todo el mundo bien menos a mí, rodeada de agua y sintiendo que moría de sed.

    He sabido que una persona que formó parte de mi infancia y juventud ha perdido las ganas de vivir, y de inmediato he quedado con ella. Lo que mencioné en la entrada anterior: es alguien a quien llevaba mucho sin ver y que quiero, y cuando hay que estar, estamos. He sentido como si nos hubiéramos visto ayer, aunque realmente fue en su boda hace diez años. Un verdadero amigo viene a tiempo; los demás, cuando tienen tiempo. 

    Hablando, le he dicho: "¿Sabes qué?Tienes a tus padres vivos, una pareja preciosa con la que compartes una familia; gozáis de salud; trabajas para el Estado, tienes ingresos más que suficientes, una posición social excelente y amigos que te queremos, lo único que en este momento no puedes verlo o quizás valorarlo y puedo comprenderte porque sé que la misma realidad se interpreta de formas diferentes, y como dijo Marco Aurelio, nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella. De corazón y desde mi inestabilidad sentimental, laboral y económica, te digo que nunca es demasiado tarde para ser lo que podríamos haber sido o lo que hemos venido a ser. A veces me desmotivo, claro que sí y mucho, pero hago todo lo posible por encontrar aliento y alimentar la actitud. Tener ilusiones es vivir, y no me llames ilusa como dice la canción, que nos conocemos". Le he aconsejado que empiece por alimentarse bien, organizar su espacio, respirar con conciencia, descansar adecuadamente, aceptar las circunstancias y dejar ir lo que no puede controlar. La parte del deporte me toca a mí, así que iremos a caminar una vez a la semana.

    Las estadísticas revelan datos escalofriantes sobre el aumento exponencial de suicidios, especialmente entre jóvenes y adolescentes, alcanzando cifras históricas. Este es un tema arduo y delicado. Tradicionalmente, se consideraba que hablar o informar sobre el suicidio provocaba un efecto llamada. Desde mi punto de vista, este tabú puede estar más relacionado con que, en parte, refleja el bienestar de una población. Altos índices de suicidio a menudo indican problemas subyacentes en la sociedad, como elevados niveles de estrés, falta de apoyo mental, problemas económicos y otros factores que afectan nuestra salud mental. En algunas ocasiones, puede haber una tendencia a suprimir o minimizar la discusión sobre temas negativos, incluyendo el suicidio, para mantener una percepción de estabilidad y prosperidad. Quizás por esto, algunos gobiernos o instituciones evitan el tema para no causar una imagen negativa de su estado de bienestar.

    Les cuento esto porque nadie quiere morir; lo que queremos es dejar de sufrir. En la mayoría de los casos hay salida y solución, se cierra una puerta o varias pero por algún lugar entra un rayito de luz y es que hay cosas mágicas esperando a ser descubiertas. Debemos empezar por cambiar el enfoque y tener en cuenta que la realidad no es única; cada uno de nosotros tiene la que proyecta y es seguro que podemos cambiar nuestra forma de ver las cosas, lo que influye directamente en cómo nos las tomemos y, por ende, en la repercusión que genera un comportamiento u otro.

    Como pongo en mi página web en el apartado de Mejora tu Vida: lo que no se soluciona pasando página, se soluciona cambiando de libro.

Somos lo que hacemos pero sobre todo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

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