El poder del lenguaje corporal.
Como ya saben, me encanta el cuerpo; es el canal de comunicación que mejor entiendo. Encuentro una motivación especial al observar a las personas y su lenguaje corporal. Me gusta ver a la gente andar por la calle, conducir, atender en sus negocios, pasear al perro, interactuar en público, entretenerse con el móvil, pero lo que más disfruto es observar los cuerpos en acción: bailando o haciendo deporte. Es que el cuerpo dice lo que la mente calla.
Este mes estoy cubriendo algunas sustituciones de actividades meramente corporales. Por un lado, siento tristeza al ver que, a estas alturas del curso, la mayoría de los participantes que he conocido estos días piensan que no pueden mejorar, que son así y que su genética no es adecuada. Sin embargo, también siento una gran alegría y profunda admiración por mis grupos, quienes me han demostrado a lo largo del curso que querer es poder y han dado la talla sin ninguna duda. Tanto las personas con discapacidad como las que no la tienen que les doy clase, han optado por trabajar duro, con entusiasmo y superación. Gracias a quienes me habéis acompañado en mi viaje del ejercicio físico, tengo un hermoso recuerdo de vosotros. Gracias por dar a mis días una dosis de energía.
El entrar al aula se siente la actitud. Mis grupos saben que nuestra postura corporal es leída por el cerebro. Desde el inicio, no hay miradas gachas ni hombros caídos, los problemas, pensamientos negativos, la hipoteca y todo lo que nos sube el cortisol se queda fuera. Creamos un espacio de atención plena y nos centramos en lo que estamos haciendo. En una de estas sustituciones, le dije a una persona: “cuerpo rígido, pensamientos rígidos, déjate llevar”, y me contestó: “soy muy cabezona, mis padres lo son y mis abuelos también, no tengo solución”. Estoy segura de que nadie a quien le haya dado clase durante un tiempo respondería algo así porque sabemos que en la dificultad hay gloria. No estoy en sintonía con quienes ni lo intentan; la idea no es ser mejor que el otro, sino mejorar el yo interior. No se trata de ver quién nos va a dejar, sino de quién nos va a detener.
Es importante lo que nos decimos y también la postura corporal que elegimos. Puedo decir orgullosa que en mis clases, la postura corporal de mis compañeros de equipo es de disposición. Gracias a ellos, he vuelto a visualizar cómo nació en mí la idea de que es más fácil cambiar de fuera hacia dentro que viceversa y de ahí la ilusion de crear mi página web. He vuelto a sentir que tengo un mensaje para el mundo. Aunque aún tengo que superar el tema de hacer videos y manejar redes sociales, de momento tengo el objetivo y la esperanza de que las ganas superarán la vergüenza.
Veo a diario cómo influye la postura corporal en nuestra cognición y estado de ánimo. Pongo todo mi esmero en que las personas sean conscientes de su cuerpo porque es una forma de allanar el camino hacia el bienestar.
"El cuerpo sabe lo que la mente aun no se ha dado cuenta".
Antonio Damasio.
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