Respiración agitada, mente alborotada.
¡Qué secuencia de números tan chula, 24-3-24! Una fecha aparentemente común en la que encuentro la motivación para explorar la importancia de algo tan esencial para nuestra existencia como respirar.
La respiración es una maravilla fisiológica, es vida y vital en nuestro viaje hacia el bienestar; sin embargo, la mayoría de las personas no le prestan atención porque desconocen su potencial transformador. Es un proceso biológico que funciona de forma autónoma y lo interesante es que aunque es un acto inconsciente, podemos intervenir voluntariamente en ella. Cuando cambiamos nuestra forma de respirar, nuestra biología se modifica en tiempo real. Tomar el control consciente de la respiración es la forma más rápida y eficaz de manejar nuestros estados mentales y emocionales.
Existen tradiciones ancestrales que revelan una conexión profunda entre la respiración y la mente, una forma de calmar la voz interna y reducir preocupaciones y distracciones. En la enseñanza yóguica, se creía que controlar la respiración podía desbloquear nuevas dimensiones de la existencia humana y aliviar ciertas enfermedades a través del dominio disciplinado de la mente y el cerebro, logrado mediante el control de la respiración. Hoy en día, se comprende cómo la forma en que respiramos nos influye: al inspirar por la nariz, las neuronas del hipocampo tienden a organizarse de manera más estructurada, influyendo en las áreas cerebrales relacionadas con la atención, la memoria y la gestión de emociones. Le recomiendo leer el estudio publicado en 2017 por la Universidad de Stanford sobre la neuroanatomía de la respiración.
A medida que la vida moderna avanza, nos vemos inmersos en un
constante torbellino de situaciones estresantes, lo que dificulta prestar atención a algo tan fundamental como la respiración. Muchas
veces, nos encontramos respirando de manera acelerada y superficial, incluso
optando por la respiración bucal en lugar de la nasal, que es más
adecuada. Cuántas veces me habrá dicho mi madre
“tranquilízate y respira", "respira antes del examen", "si te pones nerviosa
respira". La experiencia me ha enseñado que al respirar
conscientemente, logro manejar mejor mis emociones. Enfrentar un problema desde
un estado de calma, tras una pausa para respirar, marca una diferencia
sustancial respecto a abordarlo con impulsividad. La conexión entre nuestra
respiración, nuestro estado de ánimo y nuestro cuerpo es innegable. Una
respiración rápida y corta está estrechamente ligada a pensamientos
espontáneos, mientras que una respiración tranquila y profunda proporciona
estabilidad mental. Es crucial comprender que lo que ocurre en nuestro interior
está íntimamente entrelazado con nuestra forma de respirar.
Respirar con conciencia es una práctica simple que puede mejorar aspectos fundamentales de la vida. Al alcance de todos, no requiere de ningún lugar especial, se puede realizar en cualquier momento y es free, ese anglicismo que tanto me gusta. Si quiere despertar comience a respirar intencionadamente. Si está en este viaje junto a mí y aún no se ha puesto con la alimentación, el ejercicio físico o el sueño, empiece centrándose en la respiración. Es fácil y solo depende de usted. Al dedicar atención a nuestra respiración, estamos en el camino hacia un estado mental más adecuado, se lo aseguro.
Es realmente positivo que podamos observar nuestra respiración y aprender a respirar conscientemente, la clave está en la intencionalidad. Inhale y exhale. Céntrese en su respiración y deje que deshaga los nudos de su mente y de su cuerpo.
Permítase ser el dueño de sus cincunstancias y no el esclavo de su vida.
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